Miércoles, 2 de abril
Empezaremos situándonos en el Medidor emocional para reconocer cómo nos sentimos y después continuaremos con la Oración como respuesta a lo que vivimos.
Por lo tanto: Tómate un momento, respira tranquilamente y respóndete…
¿La emoción que siento en este momento es agradable o desagradable? ¿Cómo es mi energía?
¿Ahora, mira el Medidor y sitúate en el cuadrante que responda a estas dos variables?
Dejamos unos segundos…
Buenos días familia.
La fortaleza es la virtud de los convencidos. La fortaleza nos empuja a hacer lo que tenemos que hacer, aunque cueste, aunque tenga sus riesgos. Nos ayuda a superar las dificultades.
La fortaleza no está frecuentemente en hacer grandes cosas. Los días están llenos de muchas cosas pequeñas. Las grandes hazañas de la humanidad están hechas de miles de cosas pequeñas, realizadas con paciencia.
La fortaleza es una virtud cristiana, unida a la fe. El creyente encuentra en Dios la verdadera fuerza de la vida: “Mi fuerza y mi poder es el Señor” (Ex 15,2). Pero, como todas las virtudes, la fortaleza se aprende en esa escuela paciente de ir formando día a día nuestro carácter.
En nuestra ORACIÓN DE FAMILIA hoy, Señor, te pedimos:
Ayúdame a ser un cristiano tan consciente, que me dé cuenta de mis propias limitaciones; tan valiente, que no me hunda ante las dificultades de la vida;
y tan humilde que llegue a descubrir que contigo sabré llevar adelante las tareas de cada día. AMÉN.
En mi debilidad: