Lunes, 21 de octubre
TESTIMONIO DE UNA MISIONERA
Seguramente has oído hablar, o visto algún vídeo, de la misionera española asesinada en septiembre de 2016 en Haití, llamaba Isabel Solá.
Isabel Solà llegó a Haití en 2008, después de vivir 18 años como misionera en Guinea. En 2010 sobrevivió al terremoto que asoló parte del país. En aquel momento, escribió una carta a su familia y amigos que ha sido publicada ahora. Os proponemos comenzar hoy nuestra jornada escuchando sus palabras.
“Mi vida religiosa la siento, ahora más que nunca, como un regalo que no merezco, así como la vida que Dios me ha querido guardar, entiendo que mi misión en esta vida no es hacer y hacer, sino de ser y ser…porque por muchos proyectos, trabajos, planes que esté llevando adelante, al final lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. No creo que Dios me haya mantenido con vida solo para hacer algo… porque yo no puedo salvar nada ni a nadie, pero puedo ser una hermana para mis hermanos. Y es lo único que ahora me importa.
Tengo la curiosa experiencia de que me falta todo y me sobra todo. Si entendéis eso, quizás es porque también, alguna vez, os paso un terremoto por encima que os aplastó, os derrumbó, os machacó, os hirió, os amputó … pero no acabó con lo más importante, que es las ganas de vivir, de creer y quizás de servir.
Pensareis que como puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre terremotos, huracanes, inundaciones y cólera... Lo único que podría decir es que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón. Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios.
Y si no… venid y lo veréis.”