Martes, 12 de diciembre


Durante estos días ya próximos a la Navidad nos llegarán felicitaciones deseándonos paz y felicidad. Y estos deseos son muy buenos si se hacen realidad. Cuentan de la Madre Teresa de Calcuta esta anécdota que nos recuerda a todos que compartir ES LO PRIMER Y que después lo demás vendrá sin buscarlo. Compartir, ser solidarios no es solo de compromiso en Navidad. Es actitud de vida.

Una noche, un hombre vino a nuestra casa para decirme que una familia Hindú con ocho hijos llevaba varios días sin probar bocado. No tenían nada que comer. Tomé una porción suficiente de arroz y me fui a su casa. Pude ver sus caras de hambre, a los niños con los ojos desencajados. Difícilmente hubiera podido imaginar visión más impresionante. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos mitades y se fue. Cuando en unos instantes después estuvo de regreso, le pregunté:

-¿A dónde ha ido? ¿Qué ha hecho?

Y me contestó:- También ellos tienen hambre. 


“Ellos” eran la familia de al lado: una familia musulmana con el mismo número de hijos que alimentar y que también carecían por completo de comida. Aquella madre estaba al tanto de la situación. Tuvo el coraje y el amor de compartir su escasa porción de arroz con otros. A pesar de las condiciones en que se encontraba, creo que se sintió muy feliz de compartir con los vecinos algo de lo que yo le había llevado. Para no privarla de su felicidad, aquella noche no le llevé más arroz. Lo hice al día siguiente”.

Señor, en nuestra oración de Familia hoy te decimos:

Queremos que en nuestra Navidad no falten nuestros gestos de ayudar a los demás y de compartir con los que poco o nada tienen. Gracias por las personas que, como la Madre Teresa o la madre del testimonio, son para nosotros testigos de fraternidad.