Martes, 20 de junio

Claro que esperamos ya el verano

Claro que nos apetece levantar nuestros corazones hacia Ti, 

Señor del Verano y de la Naturaleza.


Nos sentimos más cercanos

a la humanidad que somos

al cuerpo que somos,

y a todas las personas. 

Comensales invitados

al gran banquete de la vida natural;

recibimos nuestra ración anual de calor 

y de agua fresca.


Subimos a la montaña,

y allí estás Tú, Señor de las Alturas. 

Bajamos a la playa,

y tus olas nos acarician,

Tu sombra bajo aquel sauce,

cobijándonos del sol de justicia.

Resultado de imagen de verano

Y qué es aquella fuente que mana y corre,

 sino noticia fresca del Agua Viva

 que eres Tú?

Y la sed que pasamos,

acaso no es imagen de esa otra sed de Infinito QUE LLEVAMOS

Y que Tú suscitas y colmas al caer la tarde?


El sudor de los camareros

y cervezas marchando,

la música en las terrazas,

la ciudad descongestionada, 

las piscinas, la playa...

las puestas de sol 

y la siesta nacional...

personajes y situaciones para la parábola del Evangelio del verano. 


Todo nos invita a entonar

un canto de simpatía universal...