Lunes 12 de diciembre de 2022.

 “Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre y, postrados en tierra, le presentaron su homenaje. Abrieron entonces sus cofres para ofrecerle presentes: oro, incienso y mirra”

 

Hoy se une al grupo el tercero de los tres reyes: Baltasar. La tradición nos dice que, procedente de África. Él entrega a Jesús el oro, el más precioso de los metales.

Cuando pensamos en los reyes magos nos llenamos de ilusión y alegría. Quizás porque lo relacionarlos con el lado materialista de la Navidad: los regalos, obsequios, detalles... que llevamos esperando y que creemos merecer.

Navidad es un tiempo en que hacernos regalos. Pero, realmente ¿para qué regalamos? ¿Quién nos suele regalar?

Regalamos a aquellas personas que son especiales para nosotros. Solemos pensar el regalo, elegirlo cuidadosamente, pensar en lo que le pueda gustar. Preparamos con detalle el papel que lo envuelve. Escribimos notas para que el otro entienda la intención de nuestro regalo. En definitiva, regalar implica pensar en el otro, querer decirle al otro lo importante que él es para nosotros.

Imagínate hasta qué punto nos quiere Dios, que su regalo ha sido su propio Hijo, Jesús…Preparó cuidadosamente un mundo, pensó en nosotros a la hora de hacerlo. Envolvió su regalo en la mejor de las “cajas”: el hogar de Nazaret… Todo lo hizo porque nos quería.

 

Hoy pedimos para que cada uno de nosotros seamos un regalo para los demás. Que nos esforcemos para regalar nuestra presencia, nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestro afecto y ternura. En definitiva, que descubran lo importante que son para nosotros.

 


Hacemos nuestra esta oración:


Regálanos, Señor,

un poco de tu nieve para mi barro,

un poco de tu luz para mi noche,

un poco de tu paz para mi lucha,

un poco de tu fe para mi duda


un poco de tu alegría para mi pena,

un poco de tu amor para mi odio,

un poco de tu agua para mi sed,

un poco de tu vida para mi vida,

un poco de Ti para nosotros. Amén.


Dios en la ciudad   (Kairoi)