Viernes 18 de noviembre de 2022.
Este
domingo que viene, en la Eucaristía, acogeremos esta lectura de San Lucas, que
refleja las dificultades que encontraban
en la vida los primeros cristianos en su entorno. La acogemos como pistas de crecimiento para
nuestra vida.
Señales antes del fin (Lc 21-5-19)
Jesús les contestó: “Tened cuidado y no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos
haciéndose pasar por mí y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘Ahora es el momento’, pero no
los sigáis. Y cuando oigáis alarmas de guerras y
revoluciones no os asustéis, pues aunque todo eso tiene que ocurrir
primero, aún no habrá llegado el fin.”
Siguió diciéndoles: “Una
nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; en
diferentes lugares habrá grandes terremotos, hambres y enfermedades, y en el
cielo se verán cosas espantosas y grandes señales.
“Pero antes de eso os
echarán mano y os perseguirán: os llevarán a juicio en las sinagogas, os
meterán en la cárcel y os conducirán ante reyes y gobernadores por causa mía. Así tendréis oportunidad de dar testimonio
de mí. Haceos el propósito de no
preparar de antemano vuestra defensa, porque yo
os daré palabras tan llenas de sabiduría que
ninguno de vuestros enemigos podrá resistiros ni contradeciros en nada. Pero
seréis traicionados incluso por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán
a algunos de vosotros y todo el mundo os odiará por causa mía, pero no se perderá ni un solo cabello de
vuestra cabeza. ¡Permaneced
firmes y salvaréis vuestra vida!
v Permaneced firmes
Esta
Palabra nos recuerda lo importante que es permanecer, con firmeza en lo que queremos,
en lo importante en nuestra vida, sin desanimarnos y superando las dificultades
que nos encontramos.
El Hermano Gabriel tuvo muchas
dificultades para hacer realidad su proyecto, su ilusión, sus sueños: Empezaba nuevamente
después de un fracaso, lo volvía a intentar con otros jóvenes hermanos, se
decía sí mismo: “Si es obra mía fracasará, pero si viene de Dios seguirá a delante”
En
otra ocasión
“Los
dificultades han sido grande, pero puedo asegurar con toda sinceridad que nunca
he experimentado más alegría como en aquellos momentos. No llegaron a inquietarme
porque mi esperanza estaba en Dios”
Nada te turbe (Comunidadad de Taizé)